¿Es lo mismo Palabra de Dios, Sagrada Escritura y Biblia?



Biblia y Sagrada Escritura son prácticamente sinónimos, aunque con matices diferentes.

Biblia: Viene del griego. Significa biblioteca o conjunto de libros. Es decir, estamos hablando de un conjunto de libros u obras muy diferentes entre sí, agrupadas en dos grandes bloques: Antiguo y Nuevo Testamento.

La palabra testamento tampoco tiene el sentido que ahora le damos en nuestra lengua, sino que en el mundo hebreo significaba alianza. Por tanto, la Biblia es el conjunto de libros que nos hablan de la alianza que Dios estableció con el Pueblo de Israel por medio de Moisés en el Sinaí (AT) y que llevó a su plenitud en Jesucristo (NT). 

Sagrada Escritura: Es una denominación más eclesial, más teológica. Es un Escrito sagrado, no es un libro cualquiera, tiene un valor sagrado.

La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, (...) Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles. (...) en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; (...)". (Dei Verbum, 21).

Palabra de Dios: Aunque lo utilizamos como un sinónimo más, tiene connotaciones diferentes. Es una expresión mucho más amplia, mucho más rica.

En la Biblia:
  • Es la palabra profética u oráculo de Dios que el profeta ha de transmitir fielmente.
“Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que se adelante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.” (1 Sm 9, 27)
  • La Palabra es el guía que instruye y conduce la vida del Pueblo. Es una Palabra performativa, que hace lo que dice, que crea, que salva, que hace que muchos se conviertan. “Dijo Dios: -Haya luz. Y hubo luz” (Gen 1, 3)
  • Pero sobre todo, de manera cimera y central, la Palabra de Dios es Jesucristo.“En diversos momentos y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien instituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo” (Hb 1, 1-2)
Por tanto, podemos concluir que la expresión Palabra de Dios es mucho más que la Biblia. Cuando decimos Palabra de Dios, estamos diciendo que es Dios quien habla, es autorrevelación de Dios, autocomunicación de Dios. “Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos” (DV, 21).

Por ello es necesario distinguir:
  •  La Palabra de Dios como contenido que se comunica de parte de Dios 
  •  Y sus formas y medios de comunicarla . Aquí situamos la Sagrada Escritura.
¿Por qué es necesario distinguir esto?
  • Pues porque así evitamos una lectura fundamentalista y literalista.
  • Porque evitamos reducir la Palabra de Dios a un conjunto de verdades puramente racionales. 
La  Palabra de Dios no sólo informa, interpreta y orienta sino que es la vida misma de Dios (Jn 1, 4: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”), que se ha encarnado (Jn 1, 14: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”) y que engendra hijos de Dios (Jn 1, 12: “Pero a cuantos le recibieron les dio la potestad de ser hijos de Dios”).






Eva Ramírez

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