No se puede ser cofrade y no ser católico



Aunque asociaciones de cristianos han existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, con el surgimiento de las ciudades, allá por el s XII, se desarrolla un modo particular de asociaciones de cristianos laicos, las cofradías.




A partir del s XII la sociedad va cambiando y ésta deja de ser feudal. Surgen las ciudades y con ellas  la incipiente burguesía y nuevos oficios, los comerciantes y artesanos. Y nuevos problemas.  Las ciudades no están preparadas para ser saludables. Hay epidemias. La población vive atenazada por la enfermedad y la muerte temprana. Y sin ningún tipo de asistencia o cobertura social. Si enfermaban, no trabajaban, no producían, no vendían y no comían. Si morían, sus las familias quedaban desamparadas.

En este contexto los laicos se organizan, se asocian en gremios y cofradías (panaderos, carreteros, sastres, alfareros, marineros..). Éstas surgen para el ejercicio de la caridad entre sus miembros. En caso de necesidad, de enfermedad o de muerte, la cofradía se ocupaba asistir al cofrade y a su familia. Recaudaban limosnas para atenderlos. Muchos se hacían cofrades para tener garantizada la cristiana sepultura y las misas para sufragios. Es decir, la vivencia de la caridad y la solidaridad entre sus miembros es requisito prioritario de las cofradías. Aportaban protección social y espiritual.

Con el tiempo además, crearon hospitales "de la Santa Caridad" para atender a los enfermos, cofrades o no Y los dotaron de recursos, como tierras, para que de las rentas pudieran funciona.

Pero las cofradías podían tener además otros fines principales, como la devoción o el culto; para la difusión de la doctrina cristiana; para la construcción de iglesias; para la acción política o el mantenimiento del orden temporal, etc. Pero todas o casi todas incluyen entre sus fines los benéfico-asistenciales, que han variado conforme a las necesidades de los tiempos.

En el XVI se incorpora el ejercicio del Vía Crucis al devocionario de lo fieles y además tras el concilio de Trento se recomienda la veneración a las imágenes.

"... no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, ...sino porque el honor que se da a las imágenes, se refiere a los originales representados en ellas; de suerte, que adoremos a Cristo por medio de las imágenes que besamos, y en cuya presencia nos descubrimos y arrodillamos;... y veneremos a los santos, cuya semejanza tienen" 
Concilio de Trento. Sesión XXV. 4-12-1563
La invocación, veneración y reliquias de los santos, y de las sagradas imágenes


Y de aquí arranca la actual estación de penitencia y los cultos asociados a ella. Cuando besamos las manos, o los pies, de nuestros titulares, estamos venerando al Señor y a la Virgen representados en las imágenes. Cuando sacamos a nuestras imágenes en procesión, estamos acompañando al Señor en su Pasión y  a su Madre Santísima en ese trance. Y hacemos la Estación de Penitencia por nuestros pecados, agradeciendo lo que Él hizo por nosotros.


El Señor del Gran Poder

Por tanto, las hermandades y cofradías son una asociación puramente católica. Es posible ser católico y no ser cofrade. Pero no es posible ser cofrade y no ser católico. Las actuales hermandades (de penitencia o no), son asociaciones puramente católicas.

Otras asociaciones habrá que se les parezcan, pero no son lo mismo.


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