El voluntariado católico y su testimonio frente a las otras confesiones religiosas


Muchos voluntarios católicos se dedican generosamente a colaborar en diversas iniciativas relacionadas con emigrantes sin distinción de raza o confesión religiosa.

Estos voluntarios trabajan por estas personas, no de modo impulsivo o epistémico (ante una necesidad puntual), sino con verdadera caridad cristiana.

Sin embargo, parece que tenemos cierta dificultad a la hora de expresar las motivaciones de nuestra generosidad, de dar razón de esta caridad. Especialmente, hay cierto recato, en relación a los musulmanes. No sólo en los signos, santiguarse o llevar el signo de la cruz, también a la hora de rezar o de manifestar de cualquier forma nuestra fe. Esto, enmascarado como signo de respeto, es más bien faltar a las razones de lo que hacemos, de la obra que se realiza.

Si como cristianos organizamos o colaboramos, en cualquier iniciativa con emigrantes incluidos los musulmanes, lo hacemos por caridad cristiana. Si no lo hago por caridad cristiana, es filantropía (como un supermercado de solidaridad). Eso no está mal y es una obra meritoria, pero no es testimonio cristiano. Y si es por Cristo ¿por qué tendría que avergonzarme de atestiguarlo ante los beneficiarios incluidos los musulmanes?

No es cuestión de proselitismo. Es cuestión de ser auténticos, de expresar lo que somos. No se está condicionando la ayuda que se presta a la adhesión al Evangelio, eso sería inaceptable. Simplemente tenemos que ser lo que somos y parecerlo. Es precisamente porque somos seguidores de Cristo por lo que trabajamos o ayudamos a otros sin excluirlos por su religión, ideología o cualquier otro motivo.

La Iglesia no crece por proselitismo, sino por testimonio (Benedicto XVI)

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