No
desvelo nada nuevo si digo que hay un oscurecimiento general en la cristiandad de
las realidades últimas de la Historia de Salvación.
A
los fieles del siglo XXI no se nos
habla de las realidades de más allá de la muerte, ni de más allá de la
historia.
Desgraciadamente,
esta situación afecta al mensaje cristiano. Si no tenemos claro cuál es el fin
hacia el que nos dirigimos la potencia del mensaje cristiano se elimina porque
queda mutilado. Queda reducido a una ética. La existencia del pecado y de la
culpa personal, se omite con mucha frecuencia. La realidad de la gracia se
percibe difusa. Nuestro Señor Jesucristo, queda rebajado a un simple líder o a
un profeta en el mejor de los casos; el modelo cuyas enseñanzas se deben imitar
si queremos un mundo intrahistórico feliz.
No
obstante, la realidad del más allá siempre ha pertenecido a la fe de la
Iglesia. Igual que el hecho de que el
Señor ha de volver en cualquier momento aunque de esto no se nos hable.
Pues
Nuestro Señor volverá. Pero esta vez, lo hará en Gloria y Majestad. A este
acontecimiento del que habló explícitamente Jesucristo se denomina Parusía. Curiosamente,
los últimos versículos del Apocalipsis, que son los últimos del Nuevo Testamento
y los últimos de la Biblia se refieren a esto:
“Dice el que da testimonio de todo esto: “«Sí,
vengo pronto» ¡Amén! ¡Ven Señor Jesús! Que la gracia del Señor Jesús esté con
todos. ¡Amén!” (Ap 22, 20-21).
¿Qué
es lo que sabemos del acontecimiento en cuestión? ¿Qué implicará? ¿Qué impacto
tendrá en la realidad? ¿Qué signos lo anuncian? ¿Es posible datarlo? ¿Es un
evento deseable o temible? Y sobre todo ¿es posible acelerarlo?
Para
responder a estas y otras preguntas, me sumergí en las Sagradas Escrituras, en
la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia. Estudié la reflexión teológica
que hay al respecto. Y con todo ello, escribí esta obra.
Espero que lo leáis con gusto y provecho, incluso que me hagáis algún comentario sobre ella o que me preguntéis dudas.
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